La caña de la xirimita-dulzaina
La caña, lengüeta o pipa es uno de los elementos más importantes de la dulzaina, de hecho por muy bueno que sea un dulzainero, si toca con una caña que no funcione correctamente o simplemente que no sea la suya, no sonará como podría sonar con una buena caña o con la que está acostumbrado a tocar.
Elección del constructor
Lo primero sería la elección del constructor de la caña. Hoy en día hay varios constructores de cañas y, si hacen y venden cañas, es evidente que hay gente que toca con ellas. Yo he tocado con cañas de diferentes constructores y con todas he sonado creo que bien, así que no voy a entrar en la elección del constructor, cada uno que elija el que tenga más a mano o el que le funcione mejor.
Elección de la caña
El siguiente paso sería elegir la caña. Hay que comprar unas cuantas, mojarlas y con el tudel puesto intentar hacerlas roncar, esto es, poniendo la caña en la boca, meterla casi hasta el hilo (que falten dos o tres milímetros para llegar a tocar con los labios el hilo) e ir soplando sin presionar los labios hasta conseguir que produzca un sonido así como «rrrrrrr». A producir este sonido lo llamamos roncar la caña. Cuanto más clara ronque, mejor será su sonido al ponerla en la dulzaina.
Después la probaremos con la dulzaina y comprobaremos que las notas suenan. Es recomendable comprobar con el afinador que las notas están lo más afinadas posible. Entonces, si va demasiado dura, yo recomendaría introducir un «alma de caña» para poder ver las dos palas de la caña separadas e ir rebajándola con una navaja bien afilada (rascando, no cortando), siempre en el sentido desde el hilo hacia la punta y por los laterales, hasta conseguir igualar las dos palas y entonces volver a probarla. Si sigue costando demasiado hacerla sonar, volver a rebajar un poco de cada uno de los laterales de cada pala, siempre de la misma manera.
Adobar o educar a la caña
Una vez hecho todo esto la caña ya suena, hemos conseguido afinarla y no nos cuesta demasiado hacerla sonar; ahora viene el proceso de adobe o educación de la caña. Yo comparo la caña con un niño recién nacido. Si los primeros años recibe una buena educación el niño será una persona responsable, formal y responderá bien en su vida; pues la caña igual. Si las primeras semanas se toca con cuidado, intentando siempre afinar, haciendo notas largas, intentando que el sonido sea potente y limpio, luego la caña responderá a esa educación produciendo un buen sonido y una afinación aceptable; y si la caña se toca las primeras semanas de cualquier manera, sin tratar de afinar y sacar un buen sonido, incluso produciendo ruidos extraños, esa caña nunca será una buena caña. Muchas veces me ha pasado el dejar mi dulzaina a algún alumno o conocido (que sabía yo que tocaba la dulzaina, sino no la dejo) y al probarla decirme: «Hombre, con esa caña también toco yo bien». Yo no suelo ser demasiado meticuloso en la elección de la caña, no pruebo diez o quince para quedarme una, ahora eso sí, en el proceso de educación o adobe de la caña, sí que soy exigente. Hay que tener en cuenta que en una posición de dedos podemos hacer la nota que es, subirla o bajarla medio tono. Si soplamos el mínimo para que suene, sin mirar el afinador, lo normal es que estemos un poco bajos de afinación, y la afinación es muy importante y más en el proceso de educación de la caña.
Es inevitable que al tocar se apriete un poco la caña, esto hace que la caña se cierre un poco, por lo que entre canción y canción hay que mirar la apertura de la caña y si se ha cerrado demasiado, presionando con los dedos en los laterales (siempre cuanto más hacia el hilo mejor) volver a dejar la caña con la apertura ideal para poder sacarle buen sonido. Las palas, si las miramos por la punta deben tener una forma arqueada, nunca debemos consentir que lleguen a ser planas.
La limpieza de las cañas
Respecto del mantenimiento y durabilidad de las cañas os diré que la limpieza es muy importante. Si la xirimita-dulzaina se limpia por dentro con un escobillón o un pañito, al cabo de dos o tres meses tiene una capa de suciedad parecida al barro, y en la caña pasa igual. El polvo que hay en el ambiente se pega en la caña por dentro y esta acaba por perder sonoridad y brillo. Por ello, si se limpia toda la caña por su interior mejor.
Las cañas de doble lengüeta tradicionalmente se han limpiado con una pluma de pájaro (a veces de paloma), pero hoy en día es menos accesible y poco recomendable. Los oboístas y los dulzaineros hemos buscado alternativas a la pluma y se han resuelto de diferentes maneras (que yo sepa, igual hay otras). Unos han utilizado una aguja, introduciéndola por la punta de la caña y rascando la junta de las palas por dentro (yo considero que no es suficiente); otros la limpian con una tarjeta o una carta; y otros optamos por usar unos bastoncillos que se venden en los estancos para limpiar las pipas de fumar, y los hemos usado algunos años, con mucho cuidado porque a veces la caña se rompía y con lo que cuesta educar un caña, que se rompa cuando ya va bien es una tragedia.
Con el tiempo y por azar un día encontré unos limpiadores con el alambre muy fino y un pelo muy suave, y ha sido la mejor solución que he encontrado para la limpieza de las cañas. Lo hablé con algunos profesores de oboe y a ellos también les pareció ideal para sus cañas, por lo que decidí sacarlo a la venta como los «limpia-cañas de doble lengüeta Bessó». Se presenta en paquetes de 20 bastoncillos. Mis alumnos y yo los hemos utilizado varios años y no hemos roto ninguna caña al usarlos. Debe usarse siempre en mojado, poniendo la caña y el limpiador debajo del grifo, introducirlo con mucho cuidado por el orificio del tudel y sacarlo con precaución y sujetando la caña por los laterales como si quisiéramos abrir la caña o incluso abriéndola un poco para que la fuerce menos al pasar, sacándolo por la punta de la caña y nunca en sentido contrario, lo que rompería la caña. Después de usar el bastoncito limpia cañas, este se debe apretar con los dedos para quitar el máximo de agua posible y guardarlo. Se debe evitar doblarlo porque si se le hacen codos puede romper la caña. Es una operación delicada pero no demasiado arriesgada. Yo limpio la caña siempre antes de salir de casa y así cuando llego a la actuación o a clase está limpia y húmeda para tocar.
Durabilidad de las cañas
Respecto de la durabilidad de las cañas os diré que con este procedimiento de adobe, cuidado y limpieza de la caña, a mí me duran años hasta que un día por desgracia, un descuido o mal golpe se rompe, y os puedo asegurar que es para mí una gran desgracia porque siempre va mejor una caña vieja ya educada que una nueva por buena que sea.